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sábado, 26 de septiembre de 2015

RATO, SIGUE SU CAMINITO A LA CÁRCEL. LENTO PERO TODO LLEGA.

No puedo decir que la ley sea igual para todos, me gustaría pero no lo pienso.

Si en lugar de Rato, fuese Pérez, o cualquier apellido anónimo, dudo que estuviera disfrutando de la libertad.

Pero incluso salvando esta diferencia, tarde más o tarde menos, parece que el camino está marcado.

Nuevas empresas van apareciendo en la investigación.
Las primeras en su época en la que era " el mejor Ministro de Hacienda de la historia" según palabras de su jefe y amigo Aznar.
En la época en que daba lecciones de moralidad y legalidad a los españolitos de a pie.
En esa misma época ya comenzaba su andadura por los bancos extranjeros.

Espero en la pisada implacable de la ley, ya para empezar le han embargado su pensión vitalicia del FMI, vamos avanzando.


Poco a poco camino del calvario, buscado y merecido.


Ángeles Vela.




1 comentario:

  1. Si en lugar de Rato se apellidara Cortés, y en lugar de Rodrigo, se llamará Donoso, la ley de Mendel nos diría que nos hemos cruzado con el descendiente directo de Donoso Cortes, un político nefasto, como afirmaría sin ruborizarse J Sender. Maldita estirpe la de alguno, Maldita raza la de los caciques, que llevan pisoteando este país como una colilla, desviando ríos a su antojo, solo porque a los señores les molestan los mosquitos. Les hemos dedicado estatuas y calles a los abuelos, prósperos negocios a los padres, y despachos en "London" a los nietos, Han dirigido el país con don Alfonso, el triste XII y el libertino XIII, Y con la república, tambien. Por mi que vaya camino a la cárcel, pasando por New York, y por el Penal del Dueso, que le traerá recuerdos familiares. Pero mientras no acabemos de una vez y para siempre, con toda esa raza maldita de caciques, de sabandijas avariciosas, los españoles vamos a tener muy difícil hablar de nuestro nombre y nuestro quien. estamos tan pisoteados por todos estos que ya nos cuesta hasta definirnos con ORGULLO, del de verdad, del que se escribe con mayúsculas y no necesita envolverse en trapos para festejar memeces, me duele esta tierra mía, de Trafalgar a Jaizkibel, de Fisterra a Creus; siempre pisoteada, siempre humillada, cargando con una cruz, que nuestros padres nunca debieron consentir que cargará, y es a nosotros, a nuestra generación, a quienes corresponde liberarla de ese peso para siempre. Es el legado que debemos dejar a los que nos sucedan.

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