Seguimos viendo imágenes que hielan el alma, miles de personas intentan llegar a Occidente, por mar, por tierra, por cualquier resquicio de entrada.
Nueva embarcación volcada, nuevos muertos, nuevos rescatados, nuevas historias desesperadas, nuevos milagros de vidas salvadas casi sin aliento, desfallecidos por el cansancio y el frío del mar.
Y aumenta la aportación económica para seguridad e impedir la entrada, pero no aumenta la aportación para resolver los problemas en la raíz.
Ya basta de mirar hacia otro lado, ya es hora de comenzar a preocuparse por la situación de tantas criaturas que inician ese viaje sin retorno.
Solo la desesperación tiene que empujar a miles de personas a lanzarse a un mediterráneo que no entiende de razones, no entiende de edades, golpea con su dureza, y termina siendo un cementerio común para tantas almas.
Os juro que es el mar que mas alegrías me ha dado, acunando Cádiz, donde tantas veces fui feliz, pero que comienzo a sentir pena cuando siento su agua en mi cuerpo, de pensar cuantas vidas han quedado en sus entrañas, cuantos susurros de auxilio me llegan a lo mas hondo de mi ser.
Ya es hora de tomar medidas reales, de cooperación, de ayuda humanitaria, de un reparto real de la riqueza, de no olvidar al culo del mundo, porque son seres humanos tan válidos como nosotros.
Un ramito de rosas por las vidas perdidas, y un rayito de esperanza por los que han sido rescatados.
Ángeles Vela.
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