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jueves, 31 de marzo de 2016

LA ÚLTIMA CHICOTÁ. PARA MARIANO FALCÓN. CAPATAZ DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXALTACIÓN








Al ver la imagen de ese costalero derrotado ante el último reto, no he podido evitar pensar en ellos, y así quiero aprovechar para rendirles un homenaje y un guiño a alguien que lo vive de cerca.



Va por ti, Mariano y aquellos que te siguen ciegos, pero confiados.

LA ÚLTIMA CHICOTÁ:

Mi cuerpo está dolorido, la sangre ya no me fluye, siento los latidos en mi cuello malherido.

Queda el último esfuerzo, el que te lleve a tu altar, a tu casa, al redil de tu madre, pero me falta el aliento.

La puerta ya se ve cerca, pero yo no la veo, el silencio me envuelve, la calle se ha hecho lejana, el sonido se dispersa.

Y ahí cuando parece que desvanezco, suena tu voz.

Es mi capataz, mi guía, mis ojos en la oscuridad, y me llama.

Necesita de mi cuerpo para llevarte al cielo, y solo oír su voz,
y mi cuerpo reacciona.



El es mi luz en la oscuridad,  mi guía y mi maestro, y ahora necesita de mí, de todos, de su cuadrilla...

No podemos fallarle, y un segundo de descanso para agradecer el año vivido, a mi padre de la Exaltación, que me acompaña y no me abandona, a mis hermanos de costal, que aprietan y se dejan el alma.
Yo solo ante el no soy nada, somos un todo que camina unido, con los mejores ojos que la vida nos regala.



Señor de la divina cruz, dame fuerzas para levantarte, con seguridad y con mimo, con templanza y con sentimiento, que tu madre detrás espera, para secar tus heridas y llagas.

Y Mariano alza su voz, y mi sangre se remueve, aquí tienes a mi alma, contigo dejaré lo que queda, de este cuerpo sin esperanzas.



" Vamos a llevarlo a casa, sin prisa, pero sin pausa.
 Se que las fuerzas os fallan, y solo os puedo pedir, que esta       última levantá, no la hagáis con las piernas, ni los riñones, ni el cuello, hacedla con el corazón, con la devoción, con la amistad, la súplica y la plegaria".

Sois mis pies por Sevilla, luciendo y limpiando el alma, y se que podéis mecerlo como una madre mece a su hijo, hasta llevarlo a su casa.

Que nuestro Padre vele por sus hijos, y el año que viene estemos otra vez bajo sus plantas, salud para todos....

Y de pronto el llamador te despierta del letargo, aquí estoy, mi maestro, y aquí me dejo hasta el alma, pídeme lo que tu quieras, tu aliento y mi corazón seguro que me dan fuerzas, para llevarlo al cielo, y mecerlo con una nana.



Y hasta el año que viene, satisfecho del camino andado, ilusionado con un futuro, que de nuevo me lleve a tus plantas.

Ángeles Vela.


1 comentario:

  1. Tarde como siempre, o a mi ritmo caótico, como siempre...Pero la acabo de leer...
    La Semana Santa y sus expresiones nunca me han gustado, La imaginería, sobretodo la barroca, si. Siempre me he movido en esa duda cómoda que te lleva a no plantearte mucho las cosas, se que la autora me entiende; nunca me había asomado a verla desde ese balcón. Un balcón Grande y mucho más luminoso que el ventano prejuicioso y lúgubre desde el que se asoma todo el mundo en Castilla , donde el tenebrismo se confunde con pasmosa facilidad con lo lúgubre... Y como siempre, acabo en la misma conclusión: Andalucía, ha sido, es, y será, mi asignatura pendiente, y lo malo es que no se aprende en los libros... Un millón de rosas, o mejor dos, y unas gracias bien grandes.

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