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domingo, 10 de mayo de 2015

INFANCIA.

Tengo que comenzar este texto, diciendo que no es mío.
Su autor, JMV, un voluntario con una sensibilidad impresionante, que un día lo escribió para mí.
Y hoy que mi espíritu está algo melancólico he estado buceando en el pasado y me gustaría compartirlo con vosotros.


DÍA INTERNACIONAL DE LA INFANCIA:

"Hoy al despertar, recordé aquel enorme y precioso camión de bomberos, que hace muchos años me regalaron mis padres.
A lo largo de la tarde, he intentado deleitarme en el recuerdo de las largas horas de juego con aquel camión.
He recordado el gesto severo de mi padre al no dejar de hacer ruido con  la dichosa campanilla del camión, o cómo olvidar las regañinas de mi madre, al deslizar las figuritas de porcelana por la enorme escalinata de aquel rojo camión.

Es curioso comprobar, como de niños nos reafirmamos en nuestros juegos.
Es curioso como a través del juego escogemos nuestro futuro.
Ahora han pasado ya 23 años....
He visto muchos coches de bomberos, muchas escalas y a muchas personas descendiendo por ellas.
Sólo puedo pensar que niño más afortunado he sido.

Hoy más que nunca, mi espíritu ha avanzado con el día. He pasado casi sin darme cuenta, de una cálida y soleada mañana de otoño, a una fría y gris tarde de invierno.

Mi corazón se ha ido helando al recordar esas otras imágenes que he visto:

- He visto niños que na saben porque flota un barquito de papel, y en cambio conocen a la perfección el mecanismo de un fusil de asalto.

-He pensado en esos niños, que no conocen el olor del azahar, pero saben como huele un tubo de pegamento.

- Mi corazón se ha ido helando al recordar que he visto niños con los hombros destrozados por el retroceso de un lanza granadas, o al pensar que hay niños con sus deditos deformados de tanto empujar la aguja que cose el balón de fútbol que maneja el crac del memento. Eso si es pisar el dolor de un niño.

- Mi corazón se ha helado, al recordar que hay niños en manos de cerdos delincuentes babeando veneno mortal.

- Mi alma de hiela al pensar que hay niños que no conocen los cuentos de Andersen, pero ya odian a muerte al semejante.

Pero quiero calentar mi alma y mi corazón.Es de noche ya...
En el calor del hogar, voy a recordar a esa gente que me dice que trabajando se puede construir un mundo mejor.

Recuerdo a Merche, esa madre con corazón de poeta y espíritu marinero, capaz de cubrir el piececito de un niño, azuloso de frío.

Recuerdo a Ángeles, ese torbellino de ilusión, que recorre los hospitales de Sevilla, repartiendo alegría.

Y cómo no recuerdo a Mohamed, esa noble persona que piensa que para construir un mundo mejor hay que apoyarse en la infancia.


TODOS TENEMOS QUE ASUMIR EL DEBER DE CONSTRUIR UN MUNDO MAS HUMANO RECONCILIADO Y JUSTO PARA LOS NIÑOS.




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