Ayer un accidente que a priori parecía sin importancia, se cobró la vida de un padre, y a punto estuvo de llevarse a mi primo y dos peques.
La vida pende de un hilo, y lo que parece una diversión se puede girar y convertir en una tragedia.
Salían en una pequeña embarcación a pescar con los niños, más que por la pesca, por entretener a los niños, y parece que una corriente marina o resaca tumbó la embarcación.
Los nervios del momento hicieron reaccionar a los dos adultos, saltando y cogiendo cada uno a un niño, e iniciaron un duro camino a nado hacia la orilla.
Orilla que se intuía cercana, pero el mar es traicionero, y oculta una fortaleza interna que a veces no intuimos.
Mi primo logró alcanzarla con el niño a los hombros, pero el papá de los crío no lo logró, tal vez el más chico de los niños, presa del miedo, le impedía nadar, o porque su propio miedo le provocó un infarto, la autopsia dará la clave de lo sucedido, mientras, son puras especulaciones.
Lo cierto es que antes de morir aún tuvo fuerzas para impulsar a su hijo hacia la orilla, y un socorrista fuera de servicio que observó la situación entró a socorrer al crío, pero por el padre poco pudieron hacer.
32 años de vida, con tres hijos pequeños, toda una pena.
Y Adrian llegó casi sin aliento, también necesitó ayuda para terminar de llegar a la orilla, a la que veía cercana, pero cuando las fuerzas te fallan,, la distancia más corta se hace un mundo.
Hoy lamento enormemente la pérdida de Agus, pero tengo que dar gracias a Dios, de que no lloro la de mi primo, y que los dos niños están sanos y salvos.
La vida es injusta, pero estamos aquí presos de sus antojos, y un solo instante basta para cambiarlo todo.
Por ello hoy valoro cada instante de amor y felicidad que nos regala, porque mañana nadie sabe lo que nos deparará.
Que descanse en paz.
"Equipaje de amor para la tierra" de Rodrigo Rubio. La leí, me parece que hace mil años, tal vez alguno más; y lloré leyéndola, que raro, si los hombres no lloramos, dicen... Sentimientos, ese es el único equipaje que nunca llevamos en exceso, a pesar de que no paga peajes, ni tiene ningún problema al pasar por las aduanas. No soy nada ni nadie; y si, tengo una terrible y odiosa tendencia a decirle a las personas lo que tienen que hacer, pero me voy a atrever una vez más: Empatizar lo más posible con quien tenéis cerca, sea de donde este sea, ya veréis cuando cuando alguna miseria, o la misma fragilidad de nuestra existencia se cierna sobre vuestro amigo, veréis lo fácil que es sentiros cerca y con que facilidad podéis colocaros dentro de su piel. ¡Ah! se que se va a enfadar pero la dueña de este lago es experta en hacer eso, empatizar con las personas. ¡Rosas!
ResponderEliminarGracias por ser siempre tan generoso en tus comentarios conmigo.
ResponderEliminarNo merezco tanto, pero se agradece.