Hemos observado las distintas reacciones posibles ante la pillada que supone el salir en los fantásticos papeles de Panamá.
Almodóvar, tras una retirada de la palestra para estudiar la situación, reconoce los echos, y explica que el desconocimiento no exime de la responsabilidad, asumiendo su culpa. NO ESTÁ MAL.
Bertín Osborne, se indigna, porque lleva pagando multas media vida, pero no le queda otra que reconocer sus actos, aunque un poco cabreado. REGULAR.
Pilar de Borbón, se ríe de los españoles, y culpa a la prensa. MUY MAL.
Mesi amenaza a cualquier medio que divulgue la información. MUY MAL.
Pero llegamos a la mas irreal de la reacciones, la del Ministro Soria, que se dedica a ir lanzando mentira tras mentira, que se desmontan como un castillo de naipes en sus propias narices. El que se dedica a la política, y debería haber tenido una reacción intachable, se escuda en mentiras burdas y fácilmente comprobables, y terminan costándole su carrera política, así como su honorabilidad. FATAL.
Vaya década para olvidar, si hay algo bueno que los ciudadanos tendremos que agradecer de este periodo es la cantidad de mierda bajo las alfombras que está saliendo, y que tal vez sin esta crisis maldita seguiría escondida para siempre.
Y esto no ha hecho más que comenzar, ya nos avisan que hay dos ministros más implicados.
Creo que nuestra capacidad de asombro no puede crecer más.
Y Mario Conde no tuvo bastante con once años de prisión, se ha quedado con ganas de más, y ahora involucra a sus hijos, o ellos se han metido solitos...
El Gobierno pierde su bastión en Valencia, y casi se queda sin grupo parlamentario en esa provincia, Granada con ruptura del pacto con ciudadanos, pierde un Ministro, si tardan mucho las elecciones, dudo que quede Gobierno a cargo del país.
Ángeles Vela.
Hasta hace nada creía que el momento que vivimos en el reino de engaña, quedaba retratado en cualquiera de las obras del teatro del siglo de oro, ¡CUAN EQUIVOCADO ESTABA! para explicar este momento habría que recurrir al teatro épico de Bertolt Brecht, al teatro del absurdo y la crueldad de Peter Weiss, o incluso, a las distopías de Orwell... Hoy, hablando con un amigo me he dado cuenta de que tambien estaba equivocado, y estas letras no vienen más que a confirmar mi equivocación. Esto solo se explica, se define, y se arregla con las aportaciones de nosotros; de la gente de la calle, de los de abajo... ¡Salud y República!
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