Odiaría que mi propia vida se escurrirse de mis manos .
Odiaría que mis días dependiesen de una voluntad que no fuera
la mía.
Y odiaría olvidar que siempre me puedo reencontrar con el destino, que me llevará a donde deba estar cuando pare de odiar toda una posible realidad, y le deje ser mi guía a la luz que ese odio antes
Cubría.
Claudia Pérez Gordón.
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